La deuda acumulada general que tiene la institución, asciende a los 70 millones de pesos. Existe un comprador, pero tres de los once socios se rehúsan a vender, por lo que de no llegar a un acuerdo se declararía la quiebra. Los empleados presionan para que el conflicto se solucione de forma urgente.
MIRAMAR (Corresponsal). – Desde hace un tiempo, el Instituto Médico Mitre de Miramar vive serios inconvenientes económicos que hacen tambalear la continuidad de los diversos servicios de salud.
Con el correr de los últimos meses, el problema se fue agudizando y actualmente la situación no da para más. Existe deuda acumulada general que asciende a los 70 millones de pesos, pese a que fuentes consultadas por LA CAPITAL informaron que “el personal ha venido cobrando escalonadamente, aunque siempre dentro del mismo mes y se está al día con los proveedores”.
La situación de mayor conflicto está planteada además por la falta de unanimidad en la postura de los 11 socios que rigen los destinos de esta institución privada de salud.
Mientras 8 de ellos están convencidos de vender y ya dieron su consentimiento a un comprador que realizó una oferta y garantizó la continuidad de las prestaciones y unos 70 empleados, otros 3 se oponen a la operación, por el momento sin dar a conocer públicamente los motivos.
Este panorama irresoluto, causó indignación en los trabajadores que mostraron su disconformidad en redes sociales y también colocando carteles en la puerta principal y ventanas de la clínica con leyendas como “Venta sí, quiebra, no” y otros con los propios apellidos de los profesionales médicos cuestionados sumando la frase “Vendan y eviten la quiebra”.
“Anteriormente ya se frustró una venta, ahora no queda otra sino la clínica irremediablemente se cerrará, no se puede continuar. Es dolorosa la actitud de las personas que se resisten porque están en riesgo las fuentes de trabajo”, comentó uno de los actores involucrados a este diario.
“El lunes debían firmar para avanzar con la negociación y no lo hicieron, es más metieron un abogado por medio y mandaron cartas documento. No entendemos la postura, ni que quieren”, destacó la misma fuente, que además agregó, “parece una película de terror, hay mucho desgaste y nunca se planteó otra solución”.
Menos prestaciones
La realidad es que con este serio inconveniente se fueron achicando cada vez más las prestaciones del sanatorio. El motivo principal, es que se está a 45 kilómetros de Mar del Plata donde profesionales trabajan con súper especialidades y el valor de la consulta local está bajo, no justificándose para ellos el traslado por los gastos.
Ante esta situación, dejaron de asistir hematólogos y nefrólogos, entre otros, quienes necesitan ciudades de mayor volumen para que en esa cantidad puedan tener un mínimo de pacientes.
La única salida parece ser la venta, ya que el cierre además causaría una traumática situación para la respuesta sanitaria de la ciudad y el distrito de General Alvarado, ya que existe un solo hospital municipal con especialidades, guardia e internación, más allá de los Centros de Atención situados en diversos barrios periféricos y otras localidades como, Nicanor Otamendi, Mechongué y Mar del Sud.